En el colegio trabajamos por proyectos en Infantil, Primaria y ESO. El día que se encuentran las persianas bajadas al volver del patio… ¡empieza la fiesta! Saben que empezamos proyecto nuevo con lo que llamamos el “desafío inicial”.
Llenos de ilusión por ver qué proyecto empezamos, miran a su alrededor. Las puertas se pueden convertir en cavernas de la Prehistoria, bombillas que nos enseñarán los distintos tipos de energías o un enorme Gargantúa con el que aprenderemos las partes del aparato digestivo y qué debemos comer para crecer sanos y fuertes. Tras alguna actividad motivadora para iniciar el proyecto, hacemos una estrategia de pensamiento para reflexionar sobre lo que han vivido.
Al día siguiente hacemos los grupos, y cada alumno/a debe elegir, en consenso con su grupo, el rol que va a tener en el proyecto: secretario, portavoz, coordinador o inspector.
En las distintas actividades del proyecto, además de aprender mediante la práctica los contenidos que se trabajan, los alumnos/as realizan metacogniciones en las que reflexionan sobre lo que están trabajando y evalúan su trabajo y lo que han aprendido para irlo mejorando.
Además, siempre realizamos un producto final, que recoge aspectos que hemos aprendido en el proyecto. Circuitos eléctricos, herramientas prehistóricas, pulmones de plástico que funcionan de verdad…
Al final del proyecto hacemos la “celebración del aprendizaje” en la que las familias vienen al aula y el alumnado explica lo que han ido trabajando y enseñan los productos finales y sus portfolios, los cuadernos en los que han plasmado lo que han trabajado a lo largo del proyecto. Es un día de nervios pero que viven con mucha ilusión, ya que se convierten en los “maestros y maestras” de sus familias.